28.08.15

No son ratas de alcantarilla


 Las sociedades del siglo XXI deberían revisar si persisten en dar la espalda  a la mayor crisis humanitaria que se vive por los refugiados en Europa o apuestan por la solidaridad. Estos  días, más que nunca se necesita cambiar el discurso intolerante, xenófobo y prejuicioso de quienes intentan vender por intereses económicos, políticos o sociales un mensaje discriminatorio y completamente inhumano.

Solo hay que ver y escuchar cada día las ocurrencias de Mr. Trump; seudo político millonario y racista que intenta convencernos de un mundo “blanco y sin inmigrantes”. Primero habría que borrar de la faz de la tierra la miseria, la exclusión y la pobreza de los millones de ciudadanos en el planeta. Trump quiere ganar la casa blanca a costa del miedo y la alevosía. Busca la confrontación y el voto fácil en los Estados Unidos. Lo peor es que haya mucha gente que se lo cree. Las  encuestas lo señalan como  posible candidato oficial del partido Republicano de ese país. Estremece de solo imaginarlo en el poder político.

Mientras en España,  el candidato del PP a presidir la Generalitat, Xavier García Albiol, ha prometido que  ampliará sus ideas discriminatorias a toda Cataluña, tras su fracaso como alcalde en Badalona. Quiere  hacernos creer que su mundo y Cataluña estarán mejor sin extranjeros. Otra manifestación  de ultraderecha, acorde con lo que piensan en su partido, intentando esconder su verdadera  intención prejuiciosa y arbitraria, ahora cuando se aproximan las elecciones emitiendo mensajes confusos sobre la tarjeta sanitaria para los inmigrantes, que ellos mismos suprimieron.

Pero el problema de la intolerancia, se cuece en todo el continente europeo y en toda parte, hay que observar los ejemplos en diferentes países y el ascenso rápido de estas facciones radicales que pregonan la antiinmigración y fomentan la xenofobia, muchos con presencia en el Parlamento Europeo.  También  en África, Latinoamérica, Asia u Oceanía, nadie se salva de la vorágine racista de este siglo. Parece una cacería  sin límites.

La canciller  alemana Angela Merkel ha calificado de "repugnantes" y "no dignos de nuestro país" los ataque xenófobos, la canciller visitó por primera vez Marxloh, un barrio de Duisburg  con bastantes problemas sociales, allí fue abucheada, mientras el vicecanciller Sigmund Gabriel visitó el albergue de Heidenau donde un grupo de unos 200 manifestantes convocados por el partido de extrema derecha NPD hirió a más de 30 policías en su empeño por destruir las instalaciones del centro temporal de acogida. Precisamente, por sus posturas frente al tema, el SPD (partido socialista alemán), ha sido amenazado. Según una fuente;  “Hemos recibido más de 300 correos y más de 150 llamadas telefónicas donde se insulta y se intimida a los empleados y los políticos del partido”, dijo.

Este año, este país recibirá a 800.00 solicitudes de asilo, cuatro veces más que el número de acogidos en 2014. Lo que ha provocado la virulencia de los xenófobos. En lo últimos días se han contabilizado 202 ataques hasta julio. Incluso durante las protestas se ha podido escuchar gritos de "Heil Hitler" o  "extranjeros fuera". Su odio o desinformación olvida que son personas como ellos. Familias, niños y mujeres, mueren hacinados en camiones o ahogados cruzando el mar. La mayor injusticia social comparada solo con la guerra.

El auge del Movimiento Pegida cada vez preocupa más al gobierno de Merkel. Pese a todo esto, la mayoría de la sociedad alemana comprende lo que pasa y ayuda a estas personas. Incluso, la televisión intenta mostrar programas que sensibilicen y den un enfoque real de la situación, hasta se ponen series de historia alemana donde se ve lo mal que lo pasaron los ciudadanos con la guerra. Para recordar que  casi todos los pueblos llevan consigo un lastre de pobreza y sufrimiento.

Según el  sacerdote Christian Wolff, quien durante 20 años ha trabajado con  exiliados en la parroquia de Santo Tomás en Leipzig y al que no parece asombrar esta ola de violencia. "Lo que estamos viendo es el resultado de varias décadas de fracaso en políticas de integración", apunta.

La alternativa
                                                                                   
Menos mal que no todo es discriminación, radicalidad o ataques xenófobos, existe una inmensa corriente europea, norteamericana, sudamericana, asiática e internacional, en el sentido amplio de la solidaridad, del respeto al “otro”. De reconocer que unos nacen con posibilidades y otros deben buscarlas, incluso arriesgando sus vidas y las de sus familias. Ayuda humanitaria sin complejos.

                                   Refugiados sirios  son bienvenidos en Alemania


Alemania, ha dado un primer paso, la Oficina Federal de Migración y Refugiados ha suspendido el Protocolo de Dublín, que data de 1990 y que obligaba a los refugiados a solicitar asilo en el primer país europeo en el que estuvieron. La medida solo afecta a los migrantes procedentes de Siria y no de otros países que busquen asilo. Los partidos políticos, en general, están mostrando una posición positiva y de ayuda a los refugiados, pero sigue siendo insuficiente.
                             
Otro buen ejemplo de solidaridad ha sido el del actor Til Schweiger  que creó una  fundación para ayudar a niños refugiados y que pretende “generar una atmósfera de bienvenida para las personas que tras huir del terror y la guerra se han visto expuestas a toda clase de desgracias y peligros”, ha señalado.
Según confirmó la empresa del artista, Barefoot-Films, la “Til Schweiger Foundation”, es ya una realidad y cuenta con el apoyo de personalidades de la sociedad alemana,  como el entrenador de la selección nacional de fútbol, Joachim Löw;  el presidente del Partido Socialdemócrata Alemán, Sigmar Gabriel; el rapero Thomas D;  el actor Jan Josef Liefers y el director de animación del canal de televisión ARD, Thomas Schreibe, entre otros.
                                                            
                                                                                              actor Til Schweiger   
                                                                                                            

El intérprete de películas como  “Malditos bastardos” de Tarantino, ha explicado que el apoyo de la fundación no está solo destinado a menores refugiados, sino en general a niños traumatizados alemanes, “de los que también hay muchos”, precisó.  El primer proyecto de la Fundación es apoyar al centro de acogida para refugiados en Osnabrück, en  Renania del Norte-Westfalia.  Schweiger dijo que sin necesidad de publicidad ya ha logrado recaudar 250.000 euros -100.000 de su propio bolsillo- para poner en marcha la fundación. El artista declaro que tomó la iniciativa de esta fundación al ver las noticias diarias y el drama que viven estas personas  para tratar de  conseguir un porvenir para sus familias.

Tanto Alemania, como los países europeos, iberoamericanos, africanos, asiáticos o de cualquier parte, tendrían que empezar con un proceso de aprehensión sobre los conceptos de solidaridad, ayuda y refugio llevándolos a la verdadera práctica, aunque sea con pequeños gestos contra cualquier tipo de discriminación. Para terminar de una vez por todas con la injusticia social, la muerte de víctimas inocentes, anónimas,  anteponiendo la idea universal de que todos son humanos no ratas de alcantarilla.

Rafa Cely Ulloa
Divulgadormultimedia.blogspot.de
Frankfurt-Alemania


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