Alex Tsipras ante la multitud ganadora anoche en nombre de la Europa del Sur.
El mundo es cíclico. La historia muchas veces se repite para bien o para mal y esta sentencia a veces condena a quienes dicen ser nuestros dirigentes, un mero formalismo que conduce a la derrota y la incredulidad, al poco sentido de vivir. Curiosamente, Grecia, es el ejemplo más palpable de ese fracaso de liderazgo.
El mundo es cíclico. La historia muchas veces se repite para bien o para mal y esta sentencia a veces condena a quienes dicen ser nuestros dirigentes, un mero formalismo que conduce a la derrota y la incredulidad, al poco sentido de vivir. Curiosamente, Grecia, es el ejemplo más palpable de ese fracaso de liderazgo.
Los griegos constituyen uno de los fundamentos culturales de
la civilización occidental, pese a sus errores, son baluarte de libertad. Entre sus logros podemos señalar, el aporte al
pensamiento filosófico, científico, sus reflexiones y creaciones artísticas y el
desarrollo de la democracia como sistema político. Las vueltas de la vida,
diría alguno, ha permitido que sea el país Heleno el que permita un “renacer
social”.
Precisamente, este sistema político es el que a partir de
ahora cambiará la historia de Europa. Tras el triunfo electoral de Syriza en
los comicios de ayer, cabe esperar que Europa, Grecia y el mundo se transformen
a mejor. No más austeridad, no pensar en los bancos o en los mercados y más en
las personas. Cómo lo ha hecho Brasil o los países nórdicos.
Su líder Alex Tsipras, decía a sus partidarios: "Grecia deja atrás cinco años de humillación. Nuestro pueblo es una muestra de una Europa que cambia".
Pero
el mal que vive Grecia, no es único, lo padecen en menor medida otros países
como Portugal, Irlanda o la misma España. Todo, por políticas erradas,
ambiciosas y despreciables de los dirigentes. Intentar beneficiar a los
mercados o a los bancos, es una indignidad que debe ser pagada por sus
ideólogos y falsos mesías. Anteponer el asunto económico por el humano, es la
mayor falta de respeto al ser humano, al ciudadano y a sus expectativas. Lo
dice el filósofo Gilles Lipovetsky: “Vivimos en un mundo estupendo. El
problema, es que muy pocos tienen el dinero para disfrutarlo; pocos que cada
vez son menos, mientras el resto luchamos contra la ansiedad que el híper
consumo y la híper estimulación, la inmediatez y la falta de educación, nos
generan”.
Es esa desigualdad, la que conlleva a situaciones límite,
aumento de suicidios, pobreza absoluta, niños con hambre, sociedades injustas y
gente sin esperanza de vida. Es paradójico que mientras eso suceda, el mundo no
se asombre al conocer las grandes fortunas o los exagerados sueldos de
políticos o dirigentes. Una vergüenza ajena y una bofetada para los creyentes,
ni siquiera la iglesia se salva de tal descalabro.
Según datos de Intermon Oxfom, el número de milmillonarios
se duplica durante la crisis mientras la desigualdad alcanza niveles extremos. Las
85 personas más ricas del mundo incrementan su fortuna en medio millón de
dólares por minuto en el último año. Sólo en Latinoamérica y el Caribe el
número de personas que acumulan más de mil millones de dólares creció un 38% de
2013 a 2014, el incremento por regiones más alto de mundo.
En el último año las 20
personas más ricas de nuestro país incrementaron su fortuna en 15.450 millones
de dólares, más de 1.760.000 dólares por hora, y poseen hoy tanto como el 30%
más pobre de la población (casi 14 millones de personas). En la escala más
alta, el 1% de los más ricos de España tienen tanto como el 70% de los
ciudadanos y tan sólo 3 individuos acumulan una riqueza que duplica con creces
la del 20% más pobre de la población. En su conjunto, las 20 mayores fortunas
de España alcanzaron una riqueza de 115.400 millones de dólares. Por eso, más
que nunca necesitamos el aire de cambio y renovación de una clase dirigente,
mediocre y ambiciosa.
En España tenemos un gobierno que usó durante más de 20 años
una caja interna en B, es decir que no pagaban impuestos y que el dinero se
entregaba en sobres y por debajo de la mesa, típico de cualquier mafia o país
del Caribe. Ahora más que nunca la gente requiere ser representada dignamente, Se hace esencial una vuelta de hoja, y si es como Grecia, bienvenida la gente.
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