26.01.15

Renacer social

El líder de la coalición izquierdista Syriza se dirige a sus...
Alex Tsipras ante la multitud ganadora anoche en nombre de la Europa del Sur.


El mundo es cíclico. La historia muchas veces se repite para bien o para mal y esta sentencia a veces condena a quienes dicen ser nuestros dirigentes, un mero formalismo que conduce a la derrota y la incredulidad, al poco sentido de vivir. Curiosamente, Grecia, es el ejemplo más palpable de ese fracaso de liderazgo.
Los griegos constituyen uno de los fundamentos culturales de la civilización occidental, pese a sus errores, son baluarte de libertad.  Entre sus logros podemos señalar, el aporte al pensamiento filosófico, científico, sus reflexiones y creaciones artísticas y el desarrollo de la democracia como sistema político. Las vueltas de la vida, diría alguno, ha permitido que sea el país Heleno el que permita un “renacer social”.

Precisamente, este sistema político es el que a partir de ahora cambiará la historia de Europa. Tras el triunfo electoral de Syriza en los comicios de ayer, cabe esperar que Europa, Grecia y el mundo se transformen a mejor. No más austeridad, no pensar en los bancos o en los mercados y más en las personas. Cómo lo ha hecho Brasil o los países  nórdicos.
Su líder Alex Tsipras, decía a sus partidarios: "Grecia deja atrás cinco años de humillación. Nuestro pueblo es una muestra de una Europa que cambia".

Los ciudadanos griegos lo han perdido todo menos la dignidad y la lucha. Como una mujer mayor que llamó a un programa de tertulianos políticos,  demuestra lo contundente que es una historia personal que le puede suceder a cualquiera, no importa el lugar.




Pero el mal que vive Grecia, no es único, lo padecen en menor medida otros países como Portugal, Irlanda o la misma España. Todo, por políticas erradas, ambiciosas y despreciables de los dirigentes. Intentar beneficiar a los mercados o a los bancos, es una indignidad que debe ser pagada por sus ideólogos y falsos mesías. Anteponer el asunto económico por el humano, es la mayor falta de respeto al ser humano, al ciudadano y a sus expectativas. Lo dice el filósofo Gilles Lipovetsky: “Vivimos en un mundo estupendo. El problema, es que muy pocos tienen el dinero para disfrutarlo; pocos que cada vez son menos, mientras el resto luchamos contra la ansiedad que el híper consumo y la híper estimulación, la inmediatez y la falta de educación, nos generan”.
Es esa desigualdad, la que conlleva a situaciones límite, aumento de suicidios, pobreza absoluta, niños con hambre, sociedades injustas y gente sin esperanza de vida. Es paradójico que mientras eso suceda, el mundo no se asombre al conocer las grandes fortunas o los exagerados sueldos de políticos o dirigentes. Una vergüenza ajena y una bofetada para los creyentes, ni siquiera la iglesia se salva de tal descalabro.

Según datos de Intermon Oxfom, el número de milmillonarios se duplica durante la crisis mientras la desigualdad alcanza niveles extremos. Las 85 personas más ricas del mundo incrementan su fortuna en medio millón de dólares por minuto en el último año. Sólo en Latinoamérica y el Caribe el número de personas que acumulan más de mil millones de dólares creció un 38% de 2013 a 2014, el incremento por regiones más alto de mundo.



En el último año las 20 personas más ricas de nuestro país incrementaron su fortuna en 15.450 millones de dólares, más de 1.760.000 dólares por hora, y poseen hoy tanto como el 30% más pobre de la población (casi 14 millones de personas). En la escala más alta, el 1% de los más ricos de España tienen tanto como el 70% de los ciudadanos y tan sólo 3 individuos acumulan una riqueza que duplica con creces la del 20% más pobre de la población. En su conjunto, las 20 mayores fortunas de España alcanzaron una riqueza de 115.400 millones de dólares. Por eso, más que nunca necesitamos el aire de cambio y renovación de una clase dirigente, mediocre y ambiciosa.

En España tenemos un gobierno que usó durante más de 20 años una caja interna en B, es decir que no pagaban impuestos y que el dinero se entregaba en sobres y por debajo de la mesa, típico de cualquier mafia o país del Caribe. Ahora más que nunca la gente requiere ser representada dignamente,  Se hace esencial una vuelta de hoja, y si es como Grecia, bienvenida la gente. 



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