20.01.15

Conchita y la Intolerancia

 A poco tiempo de celebrarse una edición más de Eurovisión y con lo agitado que está Europa con la intolerancia y el radicalismo, recordamos a una heroína de los derechos a la diferencia. Conchita Wurts. Su triunfo  del año pasado es algo más que una extravagancia travestí y provocadora. Es un acto político.



La sociedad no deja de sorprendernos. Umberto Eco afirma que “en el mundo del mañana, lo desconocido, si todavía queda algo, estará solamente más allá de las estrellas”. Sin embargo  no se debería perder esa capacidad, para bien o para mal,  es inagotable y más ahora que existe internet .Prueba de ello, la conmovedora historia  de   Thomas Neuwirth-Conchita Wurts, quien reivindica su legítimo derecho a Ser.
Hace unas semanas en Copenhague, Conchita Wurts, ganó el 59 Festival de Eurovisión y su triunfo se convirtió en una proclama. Un simbolismo en toda regla. Al margen de diatribas  sobre su forma de cantar, de vestir, sus orígenes o su inclinación sexual, lo que hizo Conchita Wurts  no fue más que propinar una bofetada a los homófobos, discriminadores, a los opresores, a los machistas, a los violentos, a los intolerantes, a los hipócritas, a los sorprendidos o no.
Cuando en Europa se discute cómo frenar el racismo en el deporte y las víctimas  se comen los plátanos en forma de protesta, cabe una anti-heroína como Wurts.  Y es que no hay que ir muy lejos para percibir el tufillo a xenofobia, exclusión, homofobia y demás calamidades del viejo continente para saber que ha nacido una defensora de los marginados.
Conchita Wurts, definida por su alter ego Thomas Neuwirth, como una mujer barbuda que aparece en 2011, su madre, una actriz colombiana que le puso el nombre de Conchita para honrar a una pariente barbuda. Nada que ver con el mito de Julia Pastrana. En su biografía oficial asegura que hay "dos corazones" latiendo en su pecho que "son un equipo trabajando en sincronía".  Conchita existe como "una declaración de intenciones en busca de la tolerancia y la aceptación: no trata sobre las apariencias, sino sobre el ser humano". "Todo el mundo debería vivir su vida como quiera", afirma.

Sin embargo, el planeta  está convulso y lleno de desigualdades. Mientras en Ecuador  se discrimina a colombianos que huyen de la violencia, en República Dominicana se  niega  el derecho de identidad a los haitianos, en España se excluye a los latinos, en la misma Europa  de Conchita no quieren a los rumanos, ni búlgaros y menos a los gitanos. Cierran  las fronteras a los inmigrantes como esclusas con alambres  y púas. Hay muertes por intentar “pasar” y ni hablar de los desmanes que se viven en África  o Asia, por eso, la aparición de  Wurts es significativa y refrescante.




Necesitamos más Conchitas, con o sin barba, más determinación, más activismo social, más lucha, más hechos y mejores dirigentes. No basta con crear leyes, hay que aplicarlas y respetarlas en igualdad, considerar la diferencia. No basta con votar un partido que promete y otro que borra. Conchita es una advenediza que representa los valores de los excluidos, de los olvidados, de los que no tienen voz. Los innombrables.
Tanto así que después de coronarse ganadora con la canción más popular de Europa dedicó su hazaña a "quienes creen en un futuro sin discriminación": No fue un triunfo solo para mí, sino para la gente que cree en un futuro que funciona sin discriminación, basado en la tolerancia y el respeto», explicó emocionada de regreso a Viena.
Conchita Wurts, es una luchadora al margen de su alter ego, ella ha sabido entender que el mundo necesita de sorpresas, de golpes  de efecto para que se reconozca a los débiles a los menos favorecidos a los segregados por su raza, por sus orígenes, por su religión o por su sexo, como ella; homosexual por derecho y gusto. No sé si Conchita podría vivir en Colombia, porque es muy probable que  la rociarán ácido en la cara; en Kenia sería criminalizada; en Rusia la arrastrarían de los pelos por las suntuosas calles de Moscú. En la ex República Soviética se odia tanto que la homosexualidad es una ofensa nacional. Eso existe y cuesta no sobresaltarse en el siglo XXI.
De igual manera el algunos países del Este como Bielorrusia y Ucrania circularon peticiones de protesta por la participación de Conchita Wurst en Eurovisión, y hubo un perfil de Facebook con más de 32 mil firmas pidiendo su exclusión, desconcertados se quedaron al ver que no fue así, al final se premió su talento y autenticidad. Mientras en Austria estaban orgullosos por el ejemplo de tolerancia y visibilidad de los gays.
Justamente, la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex, ha denunciado que en 78 países la homosexualidad es ilegal. En Irán, Arabia Saudí, Yemen, Mauritania, Nigeria y Somalia, suele penarse con la muerte. En el documento titulado "Informe sobre Homofobia Patrocinada por el Estado” se destaca que Europa es la región del mundo donde los derechos de los homosexuales son más atendidos, y sólo el norte de Chipre prohíbe las uniones del mismo género. Mientras tanto, en Latinoamérica el problema mayor al que se enfrentan los homosexuales es la violencia; Debido a que la homofobia no está legislada, la mayoría de crímenes y actos ilegales quedan impunes. En lo que respecta a Asia, el cincuenta por ciento de los países del continente criminalizan la homosexualidad, y en aquellos países en los que no se prohíbe, hay escasa libertad de expresión y manifestación pública. 
Precisamente Conchita defendía su  derecho y el de las personas a elegir su orientación sexual: "En América hay muchos niños que se suicidan por el acoso que sufren cuando se sabe que son gais. Yo no. Yo quise hacer un show y me ha salido muy bien. No soy travesti. Soy un hombre gay, un artista que creó un personaje que le ha gustado a mucha gente por su originalidad y su sex-appeal (…)", dijo en una entrevista televisiva.
La transgresión de Conchita surge 

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