29.12.14

Pobre Alemania rica

En realidad, Alemania no es como la pintan. Ni siquiera como la juzgan o la describen: ni tan arrogante ni tan imperialista. No. Simplemente es un país que ha sabido superarse a sí mismo por encima de sus lastres, prejuicios e historia. Y aunque genere antipatía o admiración es un Estado ejemplo para el mundo.  Ni tan perfecta ni tan mala.

La gran Alemania del siglo XXI es un país modélico en cuanto al Estado de bienestar, donde la ostentación de riqueza está muy mal vista por aquello de los principios luteranos. Aunque no llega a los índices de los países escandinavos, en “Deutschland”, los ricos son cada vez más ricos y los pobres, más pobres. El 10% de la población posee el 50% de la riqueza. Hace algunos  años era el 45%. Sin embargo existe un 20 % de alemanes pobres o marginados, empero,  sólo un 5,3 % se siente "verdaderamente" pobre y marginado.
Es el caso de Walter Müller, de 47 años, alemán de origen ucranio, quien cree que este país es “bueno y le ayuda”, pero que no le ha dado otras oportunidades. Walter trabajaba como traductor, tenía una familia en Colonia y por problemas tuvo que separarse, perdió todo lo que tenía y ahora vive en la calle, padece un cáncer y sobrevive con la ayuda del gobierno (Job Center). Desde hace seis meses bebe constantemente y de vez en cuando come o duerme en un albergue. “Alemania es un buen país, no existen alemanes puros, hay mezclas con europeos rezago de la guerra. Yo convivo con un grupo de otros alemanes y  personas de Kazajistán, Uzbekistán, Polonia y de la antigua ex Yugoslavia. El gobierno me da mensualmente mi “Tachengeld”, (algo así como la paga). Durante el día estamos en el parque, bebemos y dormimos allí, mientras no llueva o haga frío. Luego en invierno vamos a los albergues”, dijo.
Según un informe de la Asociación de Ayuda a las Personas sin Vivienda (BAG), en los últimos diez años se ha registrado un aumento dramático de la indigencia en Alemania. En 2012, aproximadamente 284.000 personas no tenían un domicilio fijo –un incremento del 15 por ciento frente a 2010. La BAG pronostica para 2016 otro aumento de las personas sin vivienda de cerca del 30 por ciento, a 380.000.
Parece increíble que en un país rico, existan personas que no tienen dónde vivir, pero el fenómeno es real y crece. Muchas veces por la situación económica, otras por enfermedades o simplemente por decisión propia. Según estimaciones del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW, por su sigla en alemán), los hogares privados contaban en 2012 con un ingreso neto de un total de 6,3 billones de euros. Es decir, que por cada adulto eran 83.000 euros. Sin embargo, según el estudio, en ningún país de la eurozona los ingresos están distribuidos tan injustamente como en Alemania. Casi un quinto de todos los adultos no posee capital, y cerca de un siete por ciento de ellos tiene deudas que superan su patrimonio. Paradojas de la geopolítica rica y poderosa pero con pobreza.
Christoph Butterwegge, investigador de la Universidad de Colonia, cree que los políticos son responsables por los errores en los últimos años. “En lugar de dejar la financiación de vivienda cada vez más a los inversores privados, el Estado debería ocuparse, en primer lugar, de que a nadie le falte un lugar donde vivir, como lo hacía hace muchos años con los planes de viviendas sociales”. En lugar de eso, las necesidades de la gente se dejan cada vez más en manos del mercado, bajo el lema de que “si cada uno piensa en sí mismo, piensa en todos, lo que trae como consecuencia un endurecimiento cada vez mayor de la sociedad frente a las necesidades de las personas de escasos recursos”.


El triste espectáculo
Quienes visiten Berlín, Hamburgo o Frankfurt, entre otras, verán durante sus caminatas uno o varios indigentes en la calle. Por ejemplo en Frankfurt existe una zona de tolerancia en donde es casi “normal” ver jóvenes y adultos inyectarse heroína, comerciar con droga o dormir entre cartones. En Berlín viven unos 4.000 indigentes en la calle, según datos del Senado, la cifra aumenta a 10.000 si la fuente es Cáritas. Es tal el fenómeno, que se organizan Tours para conocer el lado oscuro de la ciudad. Muchos de ellos viven de las subvenciones y de  la potente industria del reciclaje berlinés, fuente de ingresos para la mayoría de estas personas. En Hamburgo existe un proyecto para los que normalmente no quieran dormir en los alojamientos provisionales. Durante el invierno ofrecen casetas en lugares diferentes. Suelen tener una capacidad de 3 o 4 personas, con posibilidad de alojar mascotas, así como mujeres solteras y parejas. Las casitas contienen cocina y salón. Además cuentan con la presencia diaria de asistentes sociales para aconsejar y apoyar a estas personas. No es esta la Alemania gigante e influyente de Europa se podría pensar que es cualquier ciudad o cualquier país menos este.
En Limburg an der Lahn, una pequeña y tranquila ciudad de unos 34 mil habitantes, también la mayor  de la región de Limburg-Weilburg en Hesse vecina de Frankfurt, se puede ver diariamente en un parquecillo cerca de la estación de trenes a unas 20  personas “sin techo” (penner), entre hombres y mujeres. Casi todos mayores y muchos enganchados al alcohol y/o  la droga. Como Walter Müller o Frau Elke quienes hacen parte de ese grupo que se siente discriminado y excluido.
Una vecina que prefiere omitir su nombre los describe como: “pacíficos pero no hacen nada. Solo beber durante el día, dejan muy sucio el parque y siempre que paso huele mal, muchos de ellos no quieren trabajar y sí vivir de las ayudas” refirma la mujer de unos 55 años.
Cornelia Belmelmann, profesora de alemán (Deutschkurz), en Limburg,  cree que los subsidios; “son políticamente buenos, pero veo que hay muchas personas que los reciben  y se acomodan. Hacen poco para adaptarse o aprender sobre la cultura”. Es importante esa subvención porque si yo tuviera que salir de Alemania, me gustaría tenerla en Europa e intentaría adaptaría al país de acogida”.
Según Frau Belmelmann, las personas que sobre viven en la calle van a más y eso hace que sea un problema: “Estadísticamente cada día aumenta el número de personas “sin techo”, niños y adultos, como en América. Aquí hay prestaciones sociales  de 330 euros por persona más el pago del alquiler,  la mayoría de estas personas lo recibe y si no lo hace, perfectamente  podría tener acceso a ese dinero. Creo que muchos de ellos no quieren pertenecer al sistema. Son personas que lo han perdido todo, psicológicamente están mal, si quieren recibir la ayuda deben apuntarse, rellenar formularios, ser controlados, muchos de ellos no quieren y prefieren vivir su vida así”, puntualiza.
La pequeña Limburg ya está acostumbrada a convivir con estas personas, algunos de sus vecinos entienden la situación otros les discriminan y los marginan. Caritas es la encargada de ofrecer albergues y apoyo para los habitantes de la calle. Hace unos años surgió la polémica en torno al obispo de la región Franz-Peter Tebartz-von Elst, quien mandó construir una mansión de casi 32 millones de euros en la ciudad antigua (Altstadt), lo que generó la indignación de Alemania, el Papa Francisco lo apartó del cargo y se ha abierto una investigación por malversación de fondos. Ahora será convertida en un centro albergue para las personas que viven en la calle.
Limburg como Alemania,  es tranquila y procura vivir su cotidianidad sin alteración alguna. El problema de los “sin techo” tendrá que resolverse políticamente porque el mundo mira a la mayor potencia de Europa, cuyo éxito no es solamente las empresas de automoción, la electrónica o la química sino su preciso tejido social basado en el trabajo, la autosuficiencia, la responsabilidad e independencia,  valores fundamentales.
Aunque encerrada en sí misma Alemania no busca grandes aventuras en mercados internacionales y su hegemonía es palpable y  hasta irritante. Una encuesta de la BBC dejaba al país germánico como el más popular del continente. Ha pasado casi  un cuarto de siglo de la reunificación alemana y más de 70 años de la guerra, Alemania ha despejado las dudas  de ser una potencia mundial. Entre otras, domina porque es el país más poblado y rico de la Unión pero cada día tiene más gente durmiendo en la calle y eso puede convertirse en su mayor rompecabezas.

Rafa Cely Ulloa
@racaliban
Divulgador multimedia
Alemania



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